El desarrollo de las competencias del docente se nutre de las experiencias cotidianas en su trayecto, tanto aquellas relacionadas con la práctica, cómo las que le brindan las diversas experiencias académicas a lo largo de los cuatro años de su formación.
Prueba de ello son las diversas actividades a las que se enfrenta en las diversas asignaturas, la variedad de experiencias que recopila a lo largo de cada uno de los semestres, forja el desarrollo de su identidad profesional y ética.